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La hora de la nutrición en el deporte diario

Estamos a punto de acabar el año y en estos días muchos se preparan para dar carpetazo al 2014 corriendo, esquiando, andando, comprando o simplemente descansando.
El deporte es salud, generalmente, pero como no debe ser de otra manera, su vinculación con la alimentación es de suma importancia.
Algunos hábitos alimenticios, lejos de ayudar al rendimiento físico, lo empeoran y hasta pueden causar problemas de salud.

¿Sabes cuales son estas máximas que desmitifican su idoneidad para con el ejercicio?


En definitiva, las falsas costumbres nutricionales que lastran el rendimiento del aguerrido deportista que debe evitar a toda costa son las relacionadas con el paradigma del azúcar, la necesidad de los complementos alimenticios, y la ingesta de líquidos previo al instinto de la sed.

1- El rendimiento en el ejercicio, no es directamente proporcional a la cantidad de azúcar que aportemos al organismo.

De siempre hemos relacionado el rendimiento con la glucosa, y no vamos desencaminados, pero el dotar al organismo de exceso de ella, no solo no nos da ese plus de rendimiento que creemos necesitar, sino que aporta una sobredosis glucémica que puede llegar a provocar obesidad o diabetes.
Los carbohidratos que tenemos en los alimentos como la fruta están siendo sustituidos por muchos deportistas por bebidas isotónicas, llegando en muchos casos a consumirlas fuera del ámbito deportivo.
Estas solamente serían prescritas para deportistas que realizan ejercicio continuado de más de 1 hora diaria, y solamente como complemento no como bebida habitual.
Ojo con los azucares que en este siglo XXI estamos llegando a consumir una cantidad entre el 25% y el 35% de nuestra dieta, y desde hace mas de una década la OMS (Organización mundial de la salud) prescribía una necesidad máxima del organismo en torno al 10%.
2- Para conseguir mejorar en nuestras marcas deportivas no es necesario acudir a los complementos dietéticos.
Los deportistas profesionales, perseguidos por el «control», han recurrido generalmente a los complementos naturales para equilibrar y ayudar a mejorar su rendimiento.
El auge de Internet, la globalización y la propia condición humana de consumo ha llegado a ver en las vitaminas, antioxidantes o acidos como el Omega3, un compañero de viaje habitual para mejorar en el día a día.
No por dotar al organismo de una dosis elevada de vitamina C vamos a mejorar el tiempo de carrera, ni por desayunar frutos rojos, como verdaderos aliados del retraso del envejecimiento celular, llegaremos a batir el record de Bolt en los 100m.
Estos complementos dan al organismo equilibrio para que con el habito y el entrenamiento se consigan metas, no logros por si mismos.
Complementos como la cafeína, presente en muchas bebidas, han dado resultados positivos de mejora de rendimiento en torno al 1%, pero no debemos olvidarnos que esta simple mejora, puede aportar muchos efectos secundarios cardiovasculares muy negativos al organismo.

Ya sabemos, lo rápido no es bueno, todo cocinado lentamente, sabe mejor.

Nuestra dieta y nuestros hábitos son muy mejorables, ya que la inmensa mayoría de la población , ahora «seudo deportistas de élite«, por la indumentaria, no por la alimentación, se alimenta de:
  • Poca frutas y hortalizas.
  • Pocos cereales, y casi siempre refinados y no integrales.
  • Mucha Carne y poco pescado.
  • Muchos productos elaborados con gran cantidad de sal, azúcares y grasas añadidas.
  • Muchos alimentos «no necesarios» incluso «bebidas».
Como conclusión , sin entrenamiento no hay rendimiento.

3- No se debe beber por beber para retrasar el impulso de la sed.

Y menos previo a hacer deporte…
Tenemos la falsa creencia que el efecto de la sed lo vamos a retrasar ingeriendo liquidos previamente al ejercicio.
Cada organismo es uno y diferente y por ello la sed debe aparecer de forma fisiológica cuando el mecanismo regulador del organismo así lo indique.
Como en lo coches, algunos consumen más que otros y su necesidad de repostaje dependerá de los kilómetros recorridos y el consumo que tenga su motor, por ello exceptuando los días de mucho calor que la deshidratación será más rápida  debemos beber cuando el organismo nos lo pida, es decir cuando nuestra bombilla roja de la sed así lo indique.
Beber antes de tener sed, puede no solo perjudicar al rendimiento sino que además podría producir hiponatremia (rebajar la concentración de sodio en sangre que, si es muy diluida, podría generar un edema cerebral).
La National Athletic Trainers Association en su revista del mes de Enero del año 2012, marcaba la pauta de tener un plan individual de hidratación para cada uno, y si este no se marca, dejar a la sed que sea ella quien nos demande líquidos.
Para concluir dejamos una cita de la prestigiosa doctora Louise Burke que nos describe en su obra «Nutrición en el deporte. Un enfoque práctico»:

 «El sobreconsumo resulta el problema nutricional más importante en las sociedades occidentales, donde las porciones disponibles habitualmente de líquidos y alimentos son tan grandes que superan cualquier sentido del hambre, la sed o la necesidad».

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